Nuestro sueño emprendedor puede convertirse en una auténtica cárcel. Y aunque pueda resultar duro al leerlo es una realidad que hemos comprobado en multitud de ocasiones en el despacho. Personas que montan su empresa con toda la ilusión del mundo, que dedican su esfuerzo y trabajo a que funcione, a hacerla crecer y que tras un tiempo trabajando de manera incansable descubren que la empresa no es rentable, que se sienten atados trabajando 7 días a la semana 24 horas al día para obtener unos ingresos que difícilmente dan para llegar a fin de mes. Entonces toca la dura decisión de cerrar y buscarle una salida digna a la actividad empresarial.
En este periodo que ha puesto a la economía en jaque hay empresarios que lo han visto más claro que nunca. Ya no merece seguir luchando por un negocio que no funciona y que ante las perspectivas actuales parece que no va a funcionar. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo decirle adiós a tu empresa? Si es tú caso estas son algunas de las cosas que debes tener en cuenta.
1.- No busques culpables. No te sientas un fracasado/a.
Solemos ser muy críticos con nosotros mismos y cuando llega el momento de cerrar nuestra empresa confrontan la sensación de haber hecho todo lo que estaba en nuestra mano con todas esas cosas que nos hubiera gustado hacer y no hemos hecho o no hemos podido.
No te castigues. Muchas veces emprendemos con el corazón sin hacer los estudios previos necesarios para montar una empresa que pueda ser rentable. Nosotros lo hacemos con los emprendedores que nos consultan antes de montar su empresa. Si no lo hiciste, piensa que es una lección aprendida. La próxima vez que te animes a poner en marcha una nueva idea y desarrollar una actividad lo tendrás todo mejor atado. ¿Sabes que entre las grandes fortunas del mundo la mayoría ha tenido empresas que no han funcionado bien? Pues así es. Y eso nos lleva al punto 2.
2.- Muchas veces para alcanzar nuestro objetivo es necesario equivocarnos por el camino.
Siéntete valiente. Quien no lo intenta no puede equivocarse. Aquí viene muy bien el “quien no arriesga no gana” pero te aseguramos que el que no arriesga y ni siquiera lo intenta se pierde muchas experiencias. Nuestros errores son grandes maestros si lo miras de esa forma. No sirve de nada seguir rumiando en la cabeza el habernos equivocado. Saca los aprendizajes y quédate con las cosas buenas, con las personas que has conocido. Piensa en qué te has podido equivocar pero sin juzgarte con dureza.
Intenta ser objetivo e incluso, pregunta a los que han sido tus clientes o a los que no han llegado a serlo. Te darán información de valor que podrás usar cuando te animes de nuevo a montar una empresa. Y sí, sabemos que ahora ni se te ocurriría meterte de nuevo en ese lío. Que lo que quieres es un sueldo a fin de mes y vivir más tranquilo…
Sentimos decirte que eso que ahora ves como una panacea, si llevas el espíritu emprendedor en la sangre te durará solo un tiempo.
Es como en el caso de las personas que se divorcian y aseguran una y otra vez que no se volverán a casar e incluso a enamorar. ¡Error! Nunca sabes los giros que puede darte la vida y si eres creativo hasta posiblemente tengas ya otra idea en la cabeza para montar una nueva empresa, aunque sea más adelante.
3.- Cuando llega el momento de cerrar hay que hacerlo bien, siendo responsable y haciendo frente a las deudas. Para empezar de nuevo hay que cerrar capítulos anteriores. Para ello tienes a tu disposición la Ley de Segunda Oportunidad y el Concurso de Acreedores.
Si antes de la Ley 25/2015, de 28 de julio, los deudores respondían con todos sus bienes, presentes y futuros, a partir de ese momento personas físicas, particulares o empresarios, pueden comenzar de nuevo sin soportar la carga deudora que les imposibilita hacer frente con normalidad a los pagos corrientes de su día a día.
Para acogerte a la Ley de Segunda Oportunidad, lo primero que debes hacer es intentar alcanzar acuerdos extrajudiciales con los acreedores. De esta forma se inicia una negociación con estos, con el objeto de establecer acuerdos y renegociar las condiciones de pago, de forma que sean asumibles para el deudor.
En caso de no alcanzar acuerdos con los acreedores en la fase extrajudicial, se iniciará el trámite judicial con el que se podrá cancelar o exonerar de todas las deudas.
Para tener acceso a la Ley de Segunda Oportunidad es necesario que no estés en disposición de hacer frente a la deuda con tu patrimonio personal y a su vez que el deudor actúa bajo el principio de buena fe y que el total de la deuda no supere la cifra de 5.000.000 euros.
Una vez iniciado el procedimiento judicial da comienzo la primera fase del concurso, en la que se inicia una negociación con los acreedores con la que resolver la situación del deudor, mediando para ello el Juez o el administrador concursal designado al efecto.
Agotada la fase de negociación si con ésta no se hubiera logrado alcanzar acuerdos, se podrá solicitar por el deudor la exoneración del total de las deudas.
Al final todos nos movemos en entornos pequeños en los que ya sea si vas a buscar otro trabajo o crear una nueva empresa no te favorece cerrar la actual y acabar con mala reputación. Sé responsable. En el despacho siempre asesoramos a nuestros clientes para que tengan una salida digna con el cierre.
4.- Cambia el enfoque.
Has puesto en marcha la empresa que creías que iba a funcionar pero no ha funcionado, pero al menos lo has intentado. Además has aprendido de tus aciertos y tus errores. Seguro que ahora tienes más claro qué harías y qué no harías si volvieses a empezar. En el momento de hacer balances haz listas, como antiguamente, con lápiz y papel. Así verás claro un mapa de cómo ha sido tu emprendimiento, tu experiencia, cómo te has sentido, qué has sacado en claro… No lo tires. Cierra esta empresa que ya no te hace feliz y cuando quieras empezar de nuevo vuelve a abrir la página donde has hecho ese balance para no caer en los errores de nuevo.
Aprovecha para formarte en todo aquello en lo que has sentido en este tiempo que necesitabas tener más conocimientos, y cuando quieras volver a empezar llámanos que te ayudemos a valorar y analizar detenidamente la viabilidad de tu empresa antes de dar el paso.
A todos nos ha pasado lo de enamorarnos, imaginarnos la vida con una persona, idealizarla, y que después en el día a día no haya funcionado. Pero no por eso nos rendimos o dejamos de creer para siempre en el amor. Pues con las empresas pasa lo mismo, la vida está formada por etapas, siéntete muy orgulloso/a de haber sido capaz de emprender y de aprender, dale la mejor salida posible y mira hacia delante. Estamos aquí para cerrar esta etapa y para cuando quieras empezar de nuevo.