Si le preguntas a un amante de los bailes latinos por el mejor lugar en el que ir a bailar, es muy probable que te recomiende La Cuba Mía, el local en el que nuestro querido amigo y cliente Ernesto Alonso Bonachea ha puesto su corazón.
Ernesto es cubano y «canario-adoptado», puesto que llegó a Canarias hace ya casi dos décadas y no dudó en hacerla su hogar. Nada más llegar comenzó a trabajar -como camarero, portero y finalmente durante años como encargado- en un conocido local nocturno de la capital, aunque pasados los años identificó su necesidad de salir del característico ambiente de la noche y su deseo de crear algo propio y diferente.
Aquello que empezó como un deseo fue tomando cada vez más fuerza hasta convertirse en un sueño. Soñaba con tener un local propio. Soñaba con ofrecer un espacio en el que la pasión por el baile fuera la protagonista. Pero sobre todo soñaba con romper el esquema del típico local nocturno y con ofrecer una experiencia cálida, familiar. «Cuando hoy día llegas a La Cuba Mía la gente que acostumbra a ir te acoge y te integra, hay un ambiente muy familiar. La gente va a bailar y haces rápidamente amistades«, afirma Ernesto satisfecho, después de que en el pasado verano el establecimiento cumpliese su quinto aniversario.
La historia de continuidad y éxito de este local, sin embargo, no ha sido una casualidad ni una cuestión de suerte. En González Abogados y Asesores le hemos acompañado profesionalmente desde sus comienzos y sabemos que es una historia de durísimo trabajo y perseverancia, como la de tantas personas emprendedoras que se proponen hacer realidad su sueño. Desde la financiación, pasando por la puesta a punto del local y hasta la gestión del mismo se convirtieron en retos que Ernesto pudo ir superando gracias a que tiene un espíritu muy luchador unido a un talante positivo, y a que a lo largo del camino ha tenido a gente que ha creído en él. En primer lugar, su mujer, apoyo incondicional, de quien dice que «si no hubiese sido por ella, todo esto no hubiera sido posible. Es mi principal apoyo». También menciona en este aspecto a sus suegros, que con generosidad les han apoyado en los tiempos de mayor estrechez económica, en los comienzos del negocio, cuando la inversión prevista se multiplicó e hizo falta un enorme esfuerzo. Y también a personas de su sector, como el fallecido empresario D. Juan Padrón que apostó por confiar en él cuando nuestro amigo encontró el local en el Centro Comercial La Mareta, o a proveedores que le apoyaron hasta que el negocio empezó a rodar.
Nosotros hemos tenido la suerte no sólo de ser testigos de la evolución de su negocio desde el mismo momento en el que comenzamos a trabajar para él en nuestra asesoría, -un momento crítico en el que necesitó ayuda cuando estaba teniendo problemas con las reformas-, sino también de estrechar relaciones y convertirnos en amigos. Gracias a ello, a conocerle de cerca, podemos decir que es el prototipo del empresario que triunfa y te vamos a contar por qué:
– su idea de negocio parte de un sueño que verdaderamente le importa, de una visión clara del tipo de servicio y experiencia que quiere ofrecer a sus clientes.
– pone el corazón en lo que hace. Quizás el hecho de estar lejos del hogar, lejos de su Cuba natal, ha hecho que su discoteca calme al menos un poco esa nostalgia que siente hacia sus raíces.
– anda con los ojos bien abiertos, atento a oportunidades. Algo que se nota desde el comienzo, antes de abrir La Cuba Mía, cuando pasando un domingo por delante identificó el lugar con su mujer como una estupenda opción para el tipo de local que quería montar.
– es serio con los números y su objetivo fue «estar al día» lo antes posible. Gracias a esta determinación, tardó poco más de un año en tener su economía saneada.
– es inquieto, busca ofrecer cosas nuevas y se centra en el cliente. Entiende que hay que mimar al cliente, que hay que darle motivos para seguir disfrutando de su local y siempre está ofreciendo actividades y propuestas (shows, clases, talleres de Kyzomba, Salsa, Bachata…) que les den motivos para mantenerse fieles.
Por todo ello desde González Abogados y Asesores auguramos a este ex-«rockero» de Cuba -de los que andaban con pelos largos y ropas negras-, que con la llegada a Canarias, la nostalgia y la madurez se ha convertido en «salsero», un futuro tal y como el lo desea: con un local que siga siendo referente en la escena del baile de Gran Canaria y con más tiempo para disfrutar de su familia.
