Hacía mucho que no pasaba por aquí, os aseguro que la actividad en el despacho es incesante. Hoy me permito hacer un alto en el camino para compartir esta reflexión sobre una desagradable sorpresa que se han llevado muchos autónomos al presentar la declaración de la Renta.
Si en el ejercicio anterior fueron los asalariados que estuvieron en ERTE los que tuvieron que devolver una parte del dinero recibido, en esta ocasión la sorpresa en forma de varapalo ha sido para aquellos que solicitaron ayudas para mantener a flote sus negocios durante el año pasado. Prestaciones por cese de actividad y ayudas directas estatales y autonómicas han pasado factura en un momento en el que la mayoría aún no se ha recuperado de las pérdidas de estos dos años.
Las ayudas recibidas en 2021 tributan como ingresos. Así que las que han percibido los autónomos como contribuyentes se han declarado como ganancias patrimoniales. Mientras que las ayudas que se han recibido para la mejora del negocio se han declarado como rendimiento de actividades económicas. La prestación por cese de actividad tampoco ha quedado fuera del paquete y los que la han recibido también han tenido que pasar por caja. Ya avisamos a nuestros clientes y aún así, más de uno aún no se ha repuesto del susto.
Se ha vendido a bombo y platillo el apoyo a los autónomos y las medidas que se iban implementando en este sentido, pero la verdad es que en este país pocas veces se tiene en cuenta la realidad de los autónomos; hombres y mujeres que generan puestos de trabajo y que arriesgan cada día su patrimonio para construir una sociedad más próspera. Ahora que comienzan a levantar cabeza, que se enfrentan a las subidas de precios de las materias primas y que, en la mayoría de los casos, no lo están repercutiendo en los clientes, esta desagradable sorpresa hará que muchos se desanimen.
Desde aquí todo nuestro apoyo y cariño.
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