La situación mundial provocada por la pandemia en España ha desembocado en la perdida de muchos puestos de trabajo. Otras empresas han optado por recurrir a un ERTE para que sus trabajadores puedan incorporarse de nuevo cuando la situación lo permita. Las personas incluidas en un Expediente Regulador Temporal de Empleo han seguido, en teoría, cobrando estos meses de parón. Esto, aunque positivo en un principio, puede afectar al hacer la declaración de la renta ya que les espera una sorpresa poco grata.
Según datos de la REAF, cada trabajador que haya estado incluido en un ERTE y que cobre menos de 24.000 euros brutos al año podría tener que abonar a la Agencia Tributaria más de 1.300 euros en la Declaración de la Renta que se presentará en 2021.
El motivo es que cuando se está en un ERTE, se pasa a tener dos pagadores: la empresa para la que trabaja y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Cuando esto ocurre, la cantidad límite para no tener que declarar baja, en algunos casos hasta los 14.000 euros brutos anuales.
Además, el SEPE, por norma general, no suele retener o retiene el mínimo a la hora de abonar la cuantía a las personas en ERTE. Por lo que, cuando se hagan los cálculos para la renta, probablemente se observe que no se ha aplicado el tipo de retención que toca y salga a devolver.
Qué se puede hacer para que esto afecte en menor medida
Por un lado, el trabajador puede solicitar a su empresa o al SEPE que le retengan un porcentaje mayor de sus ingresos. De esta manera, la persona cobrará menos pero también tributará menos en el IRPF, lo que equilibrará ligeramente los resultados.
Por otro lado, siempre se puede recurrir a los clásicos ahorros para hacer frente a lo que hacienda solicite. Previendo que la renta del año que viene te saldrá a devolver, puedes ser previsor y guardar parte del dinero que ahora te han adelantado pero que, en algún momento, tendrás que ingresarle a Hacienda.
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